10 discos que jamás debieron grabarse

VIRTUAL XI (IRON MAIDEN). Un álbum olvidable y bastante alejado de lo que la mítica banda ofreció al mundo en los ochenta. Más que la voz de Blaze Bayley, que no es mala per se, aunque igual hace extrañar a Bruce Dickinson, lo que en realidad descalifica a este disco es el abuso de estribillos que se repiten hasta el hartazgo en la mayoría de cortes, lo que delata el poco punche neuronal invertido durante las grabaciones. Y es que en ese 1998, la banda andaba empeñada en diseñar un videojuego para su mascota Eddie, el que, dicho sea de paso, tampoco trajo dividendos económicos. Andaba poco inspirada la doncella.
18 de febrero de 2011Foto: EMI Records

VAN HALEN III (VAN HALEN). Tras los exitosos años de la banda californiana, primero con David Lee Roth y luego con Sammy Hagar, la pregunta cae de madura: ¿Era necesaria añadir una tercera etapa? A decir de muchos, y de quien escribe esto, la respuesta es un rotundo NO. Pero como la gente tiene todo el derecho de ganarse los frejoles, en 1998, Eddie, su hermano Alex y Michael Anthony se fueron por los extremos y acogieron al ex Extreme, Gary Cherone, para que le pusiera voz a los temas clásicos y a los que estaban por venir. El resultado: el peor álbum del grupo.
18 de febrero de 2011Foto: Warner Music

11 EPISODIOS SINFÓNICOS (GUSTAVO CERATI). Para muchos, incluido el mismo Zeta Bosio, Cerati sería igual de venerado sin la existencia de este disco de 2001. Para los fans acérrimos criticar este disco puede sonar a blasfemia, pero la verdad es que escuchar Persiana Americana, Signos, Bocanada o Raíz en versiones tan pomposas como pausadas se hace insoportable de principio a fin. El disco jamás levanta y se queda entrampado en su monotonía. Después de escucharlo, la mejor terapia contra el tedio es volver a los temas originales. Pese a todo, amaremos a Gustavo por siempre.
18 de febrero de 2011Foto: Sony Music

METAL MACHINE MUSIC (LOU REED). Por mayoría de votos, este es el peor disco de la historia del rock, aunque los incondicionales de Lou digan que sin esta creación, hoy no existiría el metal industrial o el noise. Al margen de discusiones y posiciones irreconciliables, el disco es un sinfín de insoportables ruidos, acoples de guitarra y distorsiones que Reed reunió en tan solo 24 horas. Se especula que por esos tiempos, hablamos de 1975, Lou quería romper palitos con la discográfica RCA, razón por la cual decidió perpetrar este material que, aun con la mala fama, sigue siendo objeto de culto.
18 de febrero de 2011Foto: Warner Music

THE FINAL COUNTDOWN (EUROPE). Celebérrima placa surgida en plena efervescencia del glam metal y generadora de millonarias ventas. Antes de “The Final Countdown”, Europe ya tenía dos discos de manufactura heavy aceptable, pero de cifras ralas. Hartos de la intrascendencia, en 1986 decidieron transitar por los fangosos caminos del pop, lo que les granjeó fama y fortuna. En este álbum, los teclados se tragan de un bocado a las guitarras y la voz de Joey Tempest se muestra melódicamente digerible para las masas. “Carrie”, “Rock the night” y el track homómino del disco pasan como hits, todo lo demás suena igual.
18 de febrero de 2011Foto: Sony Music

ST. ANGER (METALLICA). Consecuente con la imagen de la portada, escuchar este álbum equivale a recibir un puñetazo en la zona más vulnerable que pueda imaginar. Ocho larguísimos temas carentes de solos de guitarra, una batería que semeja un cilindro de metal y la garganta destrozada de un James Hetfield que por esa época flotaba en mares de vodka. El “St. Anger”, lanzado en 2003, fue recibido con frialdad y con un rictus de desencanto. Muchos hubieran preferido aguardar un tiempo más hasta que la banda lograra salir del hoyo creativo y personal en el que se encontraban sus integrantes en ese momento.
18 de febrero de 2011Foto: Warner Music

TIN MACHINE II (DAVID BOWIE). Si el primer disco de su banda Tin Machine había suscitado ciertas dudas, este segundo aparecido en 1991 dio el tiro de gracia a esta aventura que el barón emprendió para -según dice- experimentar el sonido del indie rock del momento con bandas como Sonic Youth o Pixies. No diremos que es un disco malo, sino incomprendido, y al parecer no solamente por el público que lo desaprobó, sino por los propios compañeros de aventura de David, que poco ayudaron a generar un disco a la altura del “camaleón”.
18 de febrero de 2011Foto: Polygram Records

STRIP TEASE (RÍO). Junto con su anterior trabajo, “Revolución” (1990), este casete sirvió para exhibir el desgaste en el que había caído la propuesta musical del trío de Pueblo Libre. Las mismas baladas melosas y las letras carentes de metáforas atractivas ya no convencían a una juventud que por ese tiempo había clavado sus miradas y oídos en otras corrientes musicales. Eran los noventa, las radios poco a poco se iban divorciando del rock, pero el trío nacional seguía con su insufrible tonada ochentera. A excepción de este material, Cucho, Pocho y Chachi poseen otros discos que forman parte del museo rockeril del Perú.
18 de febrero de 2011Foto: Delta Discos

FULL CIRCLE (THE DOORS). Sin Morrison, The Doors no fue The Doors. Y eso lo supieron muy bien Ray Manzarek, Robbie Krieger y John Densmore, pero aún así insistieron en componer este desaguisado. Por ejemplo, ¿Alguien puede explicar cómo así surgió la inexplicable “The Mosquito” de una banda que en su momento fecundó obras de arte como “Light my Fire”, “People are Strange” o “Riders on the Storm”? Lo cierto es que este disco, junto al “Other Voices”, de 1971, demostraron que sin el rey lagarto, el reino de los Doors se había desmoronado. De nada importaba el talento y la buena voluntad de Roby y Ray. Cuando la cosa se termina, se termina.
18 de febrero de 2011Foto: Elektra Records

PSYCHO CIRCUS (KISS). Más que un bodrio, un vil engaño. Un disco muy recordado porque -en teoría- serviría para reunir a la formación original de la banda (Genne Simmons, Paul Stanley, Peter Criss y Ace Frehley) desde el lejano álbum “Dinasty”, de 1979. Pero lo que hubiera podido ser un regreso con gloria se convirtió en casi una estafa. Para ser sinceros, no se trata de un álbum musicalmente malo, lo que irritó fue que se hizo creer a la fanaticada que se trataba de un reencuentro en todo el sentido de la palabra, cuando en realidad, a la hora de las grabaciones, se recurrieron a músicos invitados para suplir las ausencias de Frehley y Criss por diversas circunstancias. Así no juega Perú.
18 de febrero de 2011Foto: Universal Music

Fuente: Terra Perú